Erik Bruhn fue un bailarín y coreógrafo danés considerado como uno de los más grandes bailarines de ballet de todos los tiempos. Nacido en Copenhague, Dinamarca en 1928, Bruhn comenzó su carrera en el Royal Danish Ballet. Pronto se destacó por su técnica impecable y su gran presencia escénica.
En 1952, Bruhn se unió al Royal Ballet en Londres, donde se convirtió en uno de sus principales bailarines. Durante su tiempo en el Royal Ballet, Bruhn interpretó una amplia variedad de papeles icónicos, incluyendo el protagonista en «Swan Lake» y «The Sleeping Beauty». También trabajó con el famoso coreógrafo George Balanchine y bailó en numerosas producciones de Broadway y en películas como «The Red Shoes» (1948).
En 1957, Bruhn se unió al American Ballet Theatre, donde se convirtió en su principal bailarín y director artístico. Durante su tiempo en ABT, Bruhn interpretó una amplia variedad de papeles icónicos, incluyendo «Giselle» y «Don Quixote», y también trabajó con el famoso coreógrafo Jerome Robbins.
Además de su carrera en el ballet, Bruhn también se desempeñó como actor y director de cine y teatro, y se presentó en varios programas de televisión.
Bruhn falleció en 1986, pero su legado como bailarín y coreógrafo continúa siendo admirado y celebrado en todo el mundo. Ha sido honrado con numerosos premios y reconocimientos, incluyendo la Orden Danesa de Dannebrog en 1976 y la Medalla Nacional de las Artes de Dinamarca en 1984. Su legado en el mundo del ballet es inmenso y su técnica, interpretación y capacidad de transmitir emociones en el escenario son consideradas como un ejemplo a seguir para bailarines y amantes del ballet. Sus interpretaciones en papeles icónicos y su carrera en compañías de ballet de renombre, así como su carrera en cine, teatro y televisión, le convierten en una figura importante en la historia de la danza y el arte en general.